El portavoz adjunto del Partido Popular en la Diputación de Córdoba, Félix Romero, ha rechazado las “excusas” aportadas por los responsables del gobierno de esta institución provincial sobre el caso de los liberados sindicales vacunados en el centro de psicodeficientes de Alcolea.
Según Romero, nadie cree que la vacunación de algunos liberados sindicales se deba al protocolo establecido porque eso es rotundamente falso; principalmente cuando algunos de ellos ni tan siquiera son personal propio del centro sino que están adscritos a la sede de la Diputación Provincial en el Palacio de la Merced.
“El protocolo de vacunación de la Junta de Andalucía deja bien claro que las personas vacunadas son las que están en primera línea con los residentes, e incluye algunas excepciones tales como personal de limpieza, conserje o un administrativo en admisión; en ningún protocolo dice que los liberados sindicales, ajenos al centro, deben tener prioridad para recibir la vacuna”, comenta.
El presidente de la Diputación Antonio Ruiz debe dar la cara y no desviar la atención sobre quienes ponen una vacuna. “Quien haya facilitado un listado de candidatos a vacunarse debería asumir su responsabilidad”, dice y pide a Ruiz que deje de esconderse detrás del Delegado de Bienestar Social.
Ruiz, debe interesarse en primera persona por este asunto, por ello volvemos a reiterar la necesidad de conocer quiénes son esos liberados sindicales, a qué centros de trabajo dependientes de la Diputación de Córdoba están adscritos, el cargo que ostentan y qué funciones tienen dentro de esos centros.
Romero se ha preguntado qué para qué necesitan trabajar desde un centro sociosanitario en plena pandemia con las restricciones existentes y más aún cuando muchas personas usamos el teletrabajo y la modalidad telemática para reuniones, plenos, comisiones, etc. “El hecho de que una persona tenga que llevar un paquete a un centro sociosanitario no le da prioridad para vacunarse antes que otras, más aún cuando hay miles de cordobeses, muchos en situaciones de riesgo, que siguen esperando pacientemente su turno para recibir la vacuna”, dice.
En la mañana de hoy el PP ha registrado en la Diputación provincial una solicitud de información en este sentido. Así mismo, continúa Romero “queremos saber cuántos liberados sindicales con dedicación plena, al 100%, se han incorporado a sus puestos de trabajo en los centros dependientes de la Diputación a lo largo de esta pandemia”.
En el PP no podemos admitir que se den estas situaciones anómalas en el proceso de vacunación con la situación tan complicada que vivimos por la falta de vacunas para la población que más lo necesita. “Hay que priorizar cada dosis para las personas que más riesgo tienen; ya basta de hacer trampas con las vacunas”, dice Romero quien ha recordado el caso de varios alcaldes socialistas de la provincia de Córdoba que han sido vacunos fuera de protocolo y que a pesar de que su partido a nivel nacional les ha pedido la dimisión “han hecho caso omiso a esto con el beneplácito del PSOE cordobés y del PSOE andaluz, que están más preocupados por sus movimientos de sillas internos que por la pandemia que azota al mundo.
El caso de los liberados sindicales vacunados en Córdoba no es el único, comenta el portavoz adjunto, existen otros casos de sindicalistas vacunados en Asturias y la Comunidad Valenciana, “parece que han tomado al pie de la letra aquello de sálvese quien pueda”.
El caso de nuestra provincia es más evidente, porque en otras provincias los vacunados son liberados sindicales con categoría de personal sociosanitario. “por eso queremos saber qué categoría ostentan estos sindicalistas”.
En cualquier caso, desde el PP seguiremos pidiendo explicaciones y responsabilidad a aquellos que se saltan los protocolos para inmunizarse antes de tiempo. “Si otras personas con responsabilidades importantes como Consejeros de Salud en otras comunidades autónomas han dimitido por esta misma causa, los alcaldes socialistas y los liberados sindicales deberían hacer lo mismo; ya está bien del doble rasero de la izquierda”, concluye Romero.